domingo, 10 de noviembre de 2013

Querido Papá Noel


Ya está cerca la Navidad, la primera de nuestra pequeña Rio y de nosotros como padres. Ya hablamos papá león y yo, incluso antes del embarazo, el enfoque que queríamos darle con nuestros hijos. He escrito una carta en nombre de Rio para dejar en el buzón de mis padres y mi hermana. Creo que es un detalle hermoso que guardaremos con cariño y de paso les damos a conocer nuestra intención con la Navidad y los deseos que pedimos de parte de nuestra hija. Sé que es un tema muy debatido, cada uno tiene su manera y simplemente ésta es la nuestra.

Querido Papá Noel:

Mis papás me han explicado que cuando llega la Navidad los niños piden una lista de deseos.  Dicen que todos los niños pueden hacerlo porque todos somos buenos y todos nos portamos… ¡¡como niños!!. A veces se cumplen y otras veces no, pero que lo que realmente importa es no dejar de soñar y desear cosas buenas. Me han contado que son unos días muy divertidos porque se decoran las casas y la calle con adornos y luces de colores. ¡Qué ganas tengo de verlo! Las familias se juntan a comer platos deliciosos, dulces y se dan sorpresas unos a otros, sobre todo a los que somos más pequeños. Mis papás dicen que esas sorpresas hay que ponerlas en el árbol cuando nadie te ve y es un momento muy emocionante porque ¡¡hay que conseguir que parezca magia!! Por eso muchos niños y adultos cuentan que es un señor muy mayor gordito con barba blanca que va vestido de rojo y viaja volando en un trineo con renos llamado Papá Noel, otros que son tres Reyes Magos que vienen de Oriente, en el norte mi amiguito Ibai dice que es el Olentzero… ¡A mi me encanta cuando me cuentan esas historias tan increíbles! Yo sé que esas sorpresas son de nuestros seres queridos, mis papás, los abuelos, mis tíos… las personas que realmente saben hacer magia; como cuando papá me coge alto y parece que vuelo, cuando mamá me sonríe y me abraza y se me pasa siempre lo que me estaba haciendo llorar o la abuelita que transforma cualquier muñequito, tambor o trapo ¡¡en juguetes preciosos y divertidos!! El yayo también es mágico porque siempre me hace reír y eso que todavía no entiendo todo lo que dice o la tía Celia, que consigue que el tiempo pase volando cuando viene a jugar y leer conmigo en mi habitación ¡y el tío Gabi me pasea durante horas sin que me despierte! Muchas personas aún no lo saben, así que mantendré la ilusión y la magia de la Navidad guardando el secreto…

Mis deseos para esta Navidad son:

-Que mamá siga dándome tetita  y empezar a probar alguna comida nueva.
-Que Yoga no muerda mis cosas para que pueda entrar a jugar en mi habitación.
-Que papá siga aprendiendo a hacer voces nuevas y divertidas para reír a carcajadas.
-Que la abuelita y el yayo me canten las canciones que me escribieron.
-Que la tía Celia y Gabi me lean algún cuento que les guste mucho.
-Que Beagi se haga una perrita más tranquila para que pueda subirme encima y cogerle de las orejas y el rabo despacito.
-Que todos sigan dándome muchos besos y abrazos y cada día me enseñen cosas nuevas.
-Tener algún juguetito para desarrollar mis habilidades y para compartir momentos divertidos con todos vosotros y algo de ropa para estar calentita este invierno.

Un beso con muchas babas y mucho amor:
Rio

Chuparse el dedo




Todo el mundo te dice las graves consecuencias de que tu bebé se chupe el dedo. En realidad lo hace desde el útero materno como instinto, ese reflejo de succión que hará que empiece a mamar una vez haya nacido. Posteriormente será un método de exploración. Rio se chupaba el puñito de recién nacidita cuando tenía hambre. Con dos y tres meses lo tenía en la boca constantemente explorando sus encías, deditos, lengua, etc. Ha empezado a chuparse el dedo succionándolo claramente a los cuatro meses cuando quiere coger el sueño, al mismo tiempo que ha comenzado a cantarse o hablarse suave. Creo que es simplemente otra fase como parte de su desarrollo  y su autoconocimiento. Ella sola es capaz de consolarse o ayudarse a dormir, sin por ello dejar de ser necesaria nuestra presencia, atención y cariño. Puede ser importante para su autoestima no intervenir ni crearle dependencia a algo externo como el chupete.  Es como si le dijeses: ahora que empiezas a mostrar que eres autosuficiente, te lo impido y te hago dependiente. Y si es una demostración de tener una necesidad sin cubrir, quizá deberíamos observar si es hambre, sueño, ganas de jugar, etc, y no desviar la atención de la raíz de un posible problema.
¿Por qué tanto empeño en evitar que se chupen el dedo? Se relajan, les da consuelo, confianza, placer… Parece que la sociedad reaccione como se hacía con la masturbación. No tendrá nada que ver, o sí… Creo que es una forma más de expresión y si se prolonga más de lo esperado o se convierte en un hábito constante que puede crear malformaciones quizá primero haya que revisar si esas necesidades están cubiertas.. Según los estudios de la American Dental Association, un niño probablemente puede chuparse el dedo hasta los 4 ó 5 años sin afectarle a los dientes.. A esa edad podemos ayudarles igual que dialogamos con ellos y les apoyamos para dejar el chupete. Si cada niño tiene un ritmo para madurar, creo que será cuestión de tiempo, como gatear, andar, hablar, dejar el pañal… salvo que les impidamos confiar en sus instintos, ser como son o incluso les lleguemos a ridiculizar o reñir.. Entonces seguramente tardarán más. ¿No queremos que nuestros hijos se conviertan en adultos con autoestima, confianza y seguridad en sí mismos, capaces de conocer y gestionar de forma sana sus propias emociones y con la capacidad de superar sus problemas? Pues dejemos que se chupen el dedo!!