martes, 13 de marzo de 2012

Mamá, yo era mala?

Este fin de semana ha resultado ser una intensa introspección y una vuelta al pasado. Papá colibrí y yo estuvimos hablando largo y tendido después de ver una entrada en el blog de mimos y teta acerca de las etiquetas que recibimos desde pequeñitos en nuestro entorno familiar y que quedan marcadas a fuego.  Ser el serio, el raro, el bromista, el irresponsable, el listo, el patoso, el vago....en fin, hay tantas y tantas etiquetas posibles e igualmente dañinas...porque a veces acabas creyéndolas.

La verdad es que papá colibrí y yo hemos sido muy conscientes de esto y lo llevamos intentando modificar desde hace años, porque al final no es más que una represión para nuestro verdadero carácter y nuestras vidas. Sin duda hay que romper con ellas porque esconden detrás el miedo, la inseguridad, la falta de afecto e incomprensión...

El problema surge cuando algunos nos damos cuenta de esto e intentamos poner remedio. Parece que incomodes y que resulte inadecuado ¿Qué pasaría si la lista deja de serlo o si la irresponsable saca una carrera con matrícula  y luego una oposición?¿Y si la fuerte se derrumba?¿Qué ocurriría si tu hijo el que siempre calla y siempre escucha y es manipulable deja de serlo?  Como poco tensión o crisis familiar ineludible.

Y el problema de esto es que es en tu propio seno familiar, donde se supone que te quieren seas como seas, decidas lo que decidas y hagas lo que hagas...pero, al parecer, no es exactamente así.


Desde luego hay que conocerse uno mismo y aceptarse como se es y no imagino comenzar el viaje de ser madre sin tener esto claro y medio controlado, porque sin duda tus hijos siempre sufren aquellos daños emocionales que tú mismo no eres capaz de gestionar. Si no te has dado cuenta de que te has dejado chantajear emocionalmente por tus padres seguramente no te des cuenta de que tú también lo haces. Si no has aprendido a cambiar aquellas cosas que no te gustan de ti mismo dudo que seas nadie para pedirle a tus hijos que cambien ciertos comportamientos. Como siempre la clave está en dar ejemplo y si quieres niños sanos emocionalmente y felices tú también tendrás que serlo.

4 comentarios:

  1. Esa es una reflexión que tuve durante y después del embarazo... Me atrevería a decir que es una asignatura permanente en la maternidad. Es equilibrarte tú diariamente para transmitir ese equilibrio día a día a tus propios hijos. Creo que lo más importante es aceptar nuestros sentimientos y expresarlos sin hacer daño. Los niños aprenden a hacer lo mismo y a sentirse tenidos en cuenta. Si sus sentimientos son válidos significa que ellos son capaces de gestionarlos eficientemente sin daños colaterales ni para ellos ni para los demás! Me ha gustado tu reflexión!!

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  2. Papá colibrí me dijo que todo lo que sufrimos, entendemos, valoramos, afrontamos, todo lo que vamos evolucionando como personas y lo que luchamos por ser mejores no es para nosotros...es para ser mejores papás.

    Un beso, derya.

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  3. A veces, nosotras las mamás no valoramos el alcance de la inteligencia de nuestros niños. Ellos se orientan por la influencia del ambiente a su alrededor, pero más tarde forman su propia vida convergiéndola con esos valores de la niñez.
    Debemos confiar en nuestros genes, que ellos llevan por ser nuestros.

    Un beso, mamá

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  4. Gracias por tus palabras gelois, cierto es que los hijos tienen su propio camino y hay que ayudarles a encontrar seguridad, valores adecuados y mucho cariño mientras lo andan.

    Un abrazo.

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