Tengo un sueño

Tengo un sueño. Un día soñé que cogería una furgoneta o una caravana y me iría con mi pareja, mis hijos y mi perro a conocer los rincones más bellos del mundo!! Ese sueño viene una y otra vez a mi mente, pero esta vez transformado. Mi perro no es un perro, es una bella conejita blanca de ojazos azules que se llama Yoga. Mis hijos posiblemente se reduzcan a uno y la caravana o furgoneta sea el seat ibiza viejo, sucio y hecho polvo que tenemos (perfecto mientras nos desplacemos en él y estemos seguros). Pero el sueño, a pesar de estos pequeños cambios se mantiene vivo.

Últimamente estoy dando rienda suelta a mi parte más aventurera. Estoy dejando salir a la chica loca (papá colibrí prefiere decir...cómo era? eh, ah sí, espontánea!!!). Me dan arrebatos de aventura!!! Pero es que mi alma tiene ganas de carretera, de picnics, de mar, de tierra, lluvia, de oler a romero, a sal. Y mientras disfruto de este presente me vienen imágenes de mi pasado, sensaciones grabadas a fuego en mi memoria y ahora soy capaz de entender que en mis venas hierve la vida y las ganas de vivir, de sentir la naturaleza y las experiencias que proporciona y eso es porque mis padres me las enseñaron y crearon ese espacio de vida en mí.

Me enseñaron cuevas en el mar, coger espárragos en el monte, comer agritos (las florecitas amarillas que crecían en nuestro huerto), hacer pócimas con tierra y algarrobas, recoger limones y albaricoques (auque me comía más de los que luego quedaban en la cesta), hacer barquitos con las hojas de las cañas en las acequias, navegar en lancha a islas secretas, bucear y descubrir los meros escondidos en las rocas.

Quiero que cada vez más entren estas experiencias en mi vida y en la de mis hijos. Me den luz, oxígeno y fortaleza.